lunes, 27 de julio de 2009

El correo Electrónico o e-mail

En el mundo de hoy, rápido y muchas veces impersonal, tenemos la habilidad de comunicarnos en formas antes inimaginables. El correo electrónico o e-mail se ha convertido en una de las maneras más populares de comunicación, tanto entre amigos y familiares como para realizar transacciones de negocios. Definitivamente que existen muchas ventajas el comunicarse por esta vía, incluyendo eficiencia y conveniencia. Sin embargo, con esas ventajas vienen algunas desventajas. Una de las desventajas es que la palabra escrita es muy poderosa, si no se usa adecuadamente puede ser una arma sumamente peligrosa. Por ejemplo, si al escribir tu mensaje actúas por impulso posiblemente te arrepientas poco tiempo después de enviar el mensaje cibernético. Un clic impulsivo al ratón puede dañar una relación o crearte conflicto innecesario. Cuando te encuentres sentado frente al ordenador escribiendo un mensaje electrónico, es fácil desinhibirte: estás sola, con la pantalla delante, parece una vía segura para exponer tus pensamientos. Quizás estás molesta o incómoda. Sin pensarlo dos veces, escribes sobre tu frustración sin siquiera pensar en las consecuencias.

Y de pronto, le das al botón enviar, tus sentimientos pasan al espacio cibernético. Cuando logras reflexionar sobre lo que escribiste y sus implicaciones, ya es muy tarde para darle marcha atrás, el mensaje llegó a su destinatario, el daño está hecho. A pesar de que sientes mucha tentación tienes que tener presente que muchas veces cuando estás molesta actúas por impulso, y ese no es el mejor momento para contestar el mensaje. Siempre es mejor esperar un tiempo antes de responder o reaccionar ante una situación, dejando que las emociones se disipen un poco. Reflexiona, y si luego de varias horas o varios días sigues con el mismo sentimiento, escríbelo a papel y lápiz. Si todavía te sientes igual, entonces arriésgate a ofender a tu receptor de mensajes y atente a las consecuencias. Pero si de lo contrario, tu percepción de la situación cambia y te das cuenta de que no vale la pena molestarte a ti y molestar al otro, entonces te agradecerás que decidiste dejarle las cosas al tiempo, tu mejor aliado.

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