jueves, 2 de julio de 2009

La familia como base principal de la Sociedad

Gracias a Dios tengo un Padre bueno, que me ha enseñado verdaderamente a amar, con un amor que no es egoísta, que piensa en los demás, como dice la Palabra de Dios: ¨Un amor que sabe compartir los gozos y los sacrificios. Un amor que debe ser paciente, aguantar, tolerar, sobrellevar a los otros (cf.1 Corintios 13,1-13). Ese amor que viene de Dios y se recibe de los padres es lo que humaniza a los seres humanos, los hace madurar como personas. La falta de ese amor auténtico, lleva a la ética individualista, a vivir solos y del capricho del momento.
Doy gracias a mi Dios por haber sido doctrinada bajos estándares de una familia con criterios seguros, principios firmes, valores supremos e innegociables, que me han servido de orientación y de firmeza en la vida, porque al decir verdad ésta sociedad se ha ido derrumbando por fallas y carencias familiares.
El día en que desaparezca la familia unida y basada en el amor, desaparecerá cualquier forma de vida mínimamente equilibrada… Matrimonios, familias, sean lo que deben ser, ¡formadores de personas! Así se evitará tener hijos desquiciados y una sociedad egoísta y psíquicamente enferma.
El Papa Benedicto XVI en uno de sus escritos repetía que ¨la experiencia de ser amados por Dios y por nuestros padres es la base firme que nos ayuda a madurar hacia la verdad y el amor, a salir de nosotros mismos para entrar en comunión con los demás y con Dios.¨ Es la única forma de superar todo autismo espiritual y emotivo que amenaza a los individuos, sobre todo, en las sociedades desarrolladas. (Ya sabemos que autismo es una anormalidad por la que la persona nace sin capacidad de contacto con el mundo exterior y la realidad, sólo encerrada en sí misma).
A los jóvenes les digo: Enamórense de Dios. Obedezcan a sus padres. Ellos aconsejan a cada uno de ustedes por su bien. Este mundo no es la felicidad. La felicidad te la regala Dios… ¡nadie más! ¡No te rindas! Tú no estas sólo@.
De nuestra parte, hagamos los sacrificios necesarios, y que nuestros hijos de hoy sean educados en un ambiente sano, de mayor sobriedad, con un criterio de justicia social y caridad que los capacite para hacerlos constructores del mundo nuevo edificado sobre la fe de Jesucristo. En una palabra, sencillez, sobriedad de costumbres, vuelta a la vida de hogar.
¨Señor, te doy gracias por la familia bondadosa que tengo, ayúdame a nunca fallarles. Amén.¨

No hay comentarios:

Publicar un comentario