TU BELLEZA INTERIOR ES LO MAS IMPORTANTE

Ustedes dirán: bueno, a Wendy como que le dio duro el tema del Sobrepeso y, al decir verdad si, además que pensando en el mismo me llego a la mente una anécdota muy divertida y a la vez jocosa que viví hace unos años con unos de mis amigos de secundaria llamado Jaime.

A Jaime desde que tengo uso de razón le fascinaban las gorditas. Aunque todos los amigos le cuestionaban sus gustos y muchos no lo comprendían, nunca dejó de inclinar la mirada hacia una masita que se salía descaradamente por en medio de la camisa y los jeans de una mujer. Yo llegué a encontrarlo varias veces mirando y, al darse cuenta, se sonrojaba como un niño. Muchas han sido las novias que, a lo largo de todos los años que llevo conociéndolo, me ha presentado: rubias, histéricas, morenas, altas, arrogantes, alegres, pesimistas, tímidas, bajitas, inteligentes; mujeres de todo tipo con el común trabajo de cargar unas cuantas libritas de más. Pero a una en particular todavía la recuerdo, porque una siempre recuerda a las personas que nos enseñan algo. Su nombre: Paulina. Paulina era analista de crédito en un banco y una persona bastante sencilla con la cual se podía hablar de cualquier tema en particular. Era bastante abierta y muy perceptiva. Y aunque nunca me interesó hacer amistad con las novias pasajeras de mi amigo, ésta en particular tenía algo que te hacía querer escuchar sus historias.

Si bien para aquella época ella trabajaba de ocho de la mañana a cinco de la tarde encerrada tras las paredes de una oficina común, antes no fue así. Cuando era más joven hizo tres sesiones de moda, varios comerciales de televisión y una vez, sí, una sola vez apareció en la portada de una revista. Ella solía contar emocionada aquel episodio de su vida en el cual se sintió importante por unos días. Le llamaron de una agencia y fue a la sesión donde el fotógrafo le hizo decenas de tomas para quedarse con una foto final. Se fue contenta con los resultados y esperó a la próxima edición de la revista.

Cuenta Paulina que vio la revista en el quiosco y no lo podía creer. Compró algunas ediciones para llevarlas a casa y allí se sentó a analizar. Sus cejas habían sido levantadas levemente, el color de sus ojos no era el mismo, sus brazos estaban más delgados y la pequeña mancha en su abdomen había sido removida, entre otras cosas. Llegó a sentir que su belleza no era suficiente para una portada. Esos días, a pesar de las felicitaciones de sus amigos, familiares y personas cercanas, no se sentía bien. Pensaba que la chica de la portada no era del todo ella porque su rostro y su cuerpo fueron modificados. Hasta que algo la hizo cambiar.

En todas las fotografías de revistas, las modelos son maquilladas y retocadas como si fueran mujeres perfectas creando cánones de belleza difíciles de alcanzar para el promedio de la población. Según expertos esto crea inseguridades y problemas de aceptación en las mujeres y culpan a las revistas, la publicidad y los medios de promover mujeres con una belleza artificial. Pero Paulina empezó a indagar dentro de ella y llegó a otra conclusión que me pareció algo interesante.
EL PROBLEMA NO ESTA EN LAS REVISTAS, ni en los anuncios. Estos son medios de entretenimiento que se valen de la imagen para llamar nuestra atención. El inconveniente está dentro de nosotras mismas. Paulina pensaba que la mujer conciente de lo que pasa, no debe ser insegura de sí misma. Las mujeres tienen que aprender a sentirse bellas y capaces sea cual sea su condición física. El cuerpo no debe ser un obstáculo para alcanzar cualquiera de las metas que nos propongamos. Si las mujeres llegaran a comprender esto bien, todas fuéramos mucho más felices porque el mundo está lleno de matices y colores diferentes y precisamente esto es lo que lo hace increíblemente perfecto. Luego de aquellos días Paulina hizo algunas sesiones más y nunca dejó de comprar revistas. Sólo tuvimos la oportunidad de convivir algunos meses puesto que ella y mi amigo dejaron de verse. Ahora él sale con otra chica de la cual no recuerdo el nombre, aunque en la última reunión que acostumbramos hacer los ex compañeros de secundaria me lo nombró… pero es que ya han sido tantas…. Y como siempre con sus típicas libritas de más. Aun así no dejo de preguntarle por Paulina, quien me dice sigue igual de alegre que siempre y me imagino que muy orgullosa de todo lo que le toca cargar. ¡Que bien!