viernes, 10 de julio de 2009

Recursos para usar

"Sólo tú puedes ser tú. Cambia tu forma de pensar"


Nuestros recursos son los talentos naturales con los que nacemos. Algunas personas tienen recursos naturales con las palabras: hablan desde las entrañas! otras tienen recursos atléticos innatos, son excelentes en coordinación física. Otros son buenos en matemáticas, música o mécanica.

Todos nuestros recursos provienen de Dios, incluso los que usamos para pecar son dados por él, sólo que son mal usados o abusados; Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la habilidad de hacer bien ciertas cosas. Nuestras habilidades naturales y dones provienen de Dios y por ello son tan importantes y espirituales como tu forma espiritual, la única diferencia es que ellas nos fueron dadas al nacer. Muchas personas dicen "yo no tengo ningún recurso", esto es ridículo, tenemos docenas, probablemente cientos de habilidades no explotadas, no reconocidas y sin uso; muchos estudios han revelado que el promedio de las personas posee de 500 a 700 diferentes habilidades y destrezas, más de las que nos podemos imaginar.

Por ejemplo, tu cerebro puede almacenar cien trillones de hechos. Tú mente puede manejar 15,000 decisiones en un segundo, como cuando nuestro sistema digestivo está trabajando. Tú nariz puede oler hasta 10,000 diferentes olores. Tú tacto puede efectuar miles de contactos diarios y tu lengua puede saborear una parte de quinina en dos millones de partes de agua. Somos un increíble legajo de habilidades, una maravillosa creación de Dios. Tú eres la única persona que puede usar tus habilidades, porque nadie tiene la forma única que Dios te ha dado. Para descubrir cuales son debes examinar seriamente en qué eres bueno y en qué no. Si Dios no te dió habilidad para entonar una melodía, seguro que no espera que seas cantante de ópera.

Dios no desperdicia recursos, nunca te pedirá ni permitirá que dediques tu vida a una tarea para la que no tengas talento. Imagina un paseo en un bote con motor en un lago, con el piloto automático puesto en dirección hacia el este. Si decides dar vueltas atrás y dirigirte al oeste, tienes dos posibles maneras de cambiar el rumbo del barco. Una es tomar el timón y físicamente obligarlo a que se dirija en la dirección opuesta a la que señala el programa del piloto automático. A pura fuerza de voluntad podrías vencer al piloto automático, pero sentirías la resistencia todo el tiempo. Finalmente tus brazos se cansarían de la tensión, soltarías el timón y el barco retomaría inmediatamente el rumbo en dirección al este, de acuerdo con su programación interna. Esto es lo que sucede cuando tratamos de cambiar nuestra vida a fuerza de voluntad. Dices: "Me obligaré a comer menos... haré ejercicio... dejaré de ser desorganizado y de ser impuntual". Sí, tu fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero crea una tensión interior constante porque no has tratado la causa desde su raíz. El cambio no se siente como algo natural, así que finalmente te rendirás, abandonarás la dieta, y dejarás de hacer ejercicios. Rápidamente volverás a tus viejos patrones. Hay una mejor y más fácil manera. Cambia el piloto automático, tu manera de pensar y deja que Dios te transforme en una nueva persona, cambiando tu forma de ser... tu forma de pensar... en fin toda tu vida. Notarás que ese cambio determinará cómo te sientes y cómo te sientes influirá en cómo actúas, con respecto a ti mismo, al pecado, a Dios, a otras personas, a la vida, a tu futuro, y a todo lo demás. Asume la actitud de Cristo y su perspectiva.

Pensar como pensaba Cristo Jesús consiste en dejar los pensamientos inmaduros, que son egoístas. "Dejen de pensar como los niños. Sean niños en la malicia, pero sean adultos en su forma de pensar". Los niños son por naturaleza egoístas. Sólo piensan en sí mismos y en sus propias necesidades. Son incapaces de dar; sólo pueden recibir. Tienen una manera de pensar inmadura. Por desgracia, muchas personas nunca llegamos a desarrollarnos más allá de ese nivel. Muchos suponen que la madurez espiritual se mide por la cantidad de información bíblica y doctrina que uno sepa, si bien el conocimiento es una medida de la madurez, no es todo lo que se necesita. Hace poco entendí que la vida cristiana es mucho más que credos y convicciones; incluye conducta y carácter. Nuestros hechos deben ser congruentes con nuestros credos, y nuestras creencias deben ser respaldadas con una conducta semejante a la de Cristo. El cristianismo no es una religión, ni una filosofía, sino una relación y un estilo de vida. El centro de ese estilo de vida es pensar en los demás, como lo hizo Jesús, en lugar de pensar en nosotros mismos y el pensar en los demás es la esencia de ser semejantes a él y la mejor evidencia del crecimiento espiritual. Esta manera de pensar es antinatural, va en contra de nuestra cultura, es rara y difícil. Afortunadamente tenemos ayuda: Dios, que nos ha dado su espíritu santo, quien nos corrige y da las herramientas necesarias para ayudarnos a crecer.
Oración:

"Padre Celestial, cambia mi manera de pensar para que así cambie mi manera de vivir y llegue a reconocer tu voluntad en mi vida; ayúdame a discernir lo que es bueno, lo que te es grato, lo que es perfecto. Cuáles son las áreas donde necesito dejar de pensar a mi manera y comenzar a pensar a la manera tuya; reconozco que nunca es demasiado tarde para empezar a crecer. Te lo pido en nombre de tu hijo que vive y reina por lo siglos de los siglos". Amén.

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